Igual que he dicho en varias ocasiones que estos tipos en directo me han aburrido, también he reconocido que su actuación en el pasado BeProg de Barcelona fue (junto a Anathema) lo mejor del festival, y tal como he dicho en diferentes conversaciones, yo no conecto con su música de ningún modo especial. Podría hacerme un recopilatorio con un máximo de 10 temas con toda su discografía y aún y así me costaría horrores oírlo entero. Pero al César lo que es del César y Opeth en este 2014 van a editar un disco, como mínimo, muy interesante desde el punto de vista de no seguidor de la banda. Y es que todo cuanto puedo decir y admitir es que lo mejor de Pale Communion es cuando Opeth no suena a Opeth, y eso en este disco ocurre muchas veces.
La banda ha dado la tuerca de vuelta definitiva que le desvincula con su pasado, algo que obviamente ha traído consigo polémica con sus seguidores y que yo personalmente estoy de acuerdo con aquellos que piensan que quizás hubiera sido más honesto cambiarse el nombre. Todo depende del prisma con el que se miren las cosas, está claro. Lo que está claro también es que Opeth han conseguido un disco progresivo en el sentido más setentero y clásico de la palabra y con el cual al menos yo disfruto, sobretodo, cuando Miguelito cierra la boca. Ojo, que el tipo lo hace muy bien, pero mejor es toda la musicalidad instrumental del LP, sobretodo el trabajo que hace el teclista Joakim Svalberg y en un nivel superior la mezcla del disco: exquisita.
Respecto a los temas tenemos de todo, cada uno con su propia identidad. El inicio con Eternal Rains Will Come es cuasi perfecto y fijaros bien que esas voces iniciales podrían pertenecer a un tema de Alice in Chains (si, no os frotéis los ojos, he dicho Alice in Chains); Cusp of Eternity, primer single, es una lección de como hacer un tema simple lleno de matices y melodías tan atractivas que te pasarás el día canturrenado el tema; Moon Above Sun Below peca de pretenciosa y se pierde en su propia estructura, quiere llegar a un punto que nadie entiende y al final un tema tan largo no llega a cuajar, una lástima, aunque tiene partes muy disfrutables; Elysian Woes es preciosa, de lo mejor del disco, sentido acústico intensísimo; Goblin, instrumtental, sirve de puente perfecto y ameniza una escucha ligera; River es una de las gemas del disco y quizás sería su mejor composición si no les pasase lo mismo que en Moon Above, a medio tema se enrredan sin ningún tipo de razón; Voice of Treason es de los que más recuerda a épocas pasadas, buen tema, sin más; Faith of Others para mi es la mejor composición de Opeth en años, aunque le falta ese punto extra de emotividad que no llegan a conseguir.
En definitiva, yo digo si al cambio de Mikael Akerfeldt y los suyos, ya podrían quedarse en este punto durante todo el resto de vida de Opeth, lo prefiero a la etapa anterior, al menos no aburre.
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