Demoledores es la palabra que se me viene a la cabeza con la actuación de ayer (o hace unas horas) de Nine Inch Nails en el Primavera Sound 2014. Conozco a la banda desde hace respectivamente poco, quizás un par de años, y cuando digo conozco me refiero a comprar sus discos y escucharlos y disfrutarlos con calma. Ya venía avisado que el directo de NIN era de un nivel altísimo y quizás por ello no me cogió la actuación con el paso cambiado, pero no por ello no se puede decir que estos tíos, y sobretodo Reznor, objeto de todas las miradas, revientan el escenario a su voluntad. La verdad que el único temor que tenía con respecto a la actuación era el público, ya sabéis: macro festival con un montón de guiris, actuación a las 00:30h con mucha gente pasada... pues no, sorprendentemente mis temores se quedaron en nada, es más, la gente hacía callar a aquellos que incordiaban con conversaciones en partes más relajadas como pudo ser Find my Way o en ese final apocalíptico de Hurt. Un 10.
NIN llevan un montaje de luces de matrícula, y el sonido sin ser quizás tan perfecto como la iluminación no fue nefasto en ningún momento. Quizás fueron los dos primeros temas los que peor sonaron por razones obvias de cada show, pero aún así el inicio con Me, Im' Not y Sanctified fue in crescendo hasta llegar al primer bombazo de la noche que hizo que la gente se rindiese totalmente: Copy of A. Tema de su último LP que en directo es bestialmente bailable. Ya en ese momento se vió que la cosa iba muy en serio, Reznor completamente metido en su papel de frontman y dándole al pueblo "lo suyo". Así fueron cayendo Reptile, March of the Pigs, Piggy, The Wretched, Disappointed, Came Back Haunted (futuro clásico clarísimo)...
Tema tras tema la banda no hacía más que confirmar su victoria en Barcelona, así hasta las 2:15h, es decir, una hora y tres cuartos de show y con una recta final apabullante (Wish, la bailable The Hand that Feeds y el clasicón Head Like a Hole).
Claro es con un set así y una banda tan entregada pocas cosas pueden salir mal y así fue, Nine Inch Nails triunfaron plenamente en una actuación soberbia, magnificada por unas composiciones a la altura del nombre de una banda que representa mucho en la música desde los 90 y que con conciertos como el de ayer afianzan su reinado y aseguran una larga vida. Imposible no quitarse la sensación del cuerpo de querer volver a verles cuanto antes.
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