sábado, 23 de mayo de 2009

Andrés Calamaro


No puedo más que rendirme ante este espectacular artista, de los pies a la cabeza. Habrá quien piense que puedo exagerar habiendo escuchado solo tres discos de su larga y extensa carrera musical, pero me basta con haberme deleitado las últimas semanas con Alta Suciedad, Honestidad Brutal y La Lengua Popular para saber lo que digo. Tres discos para toda una vida y que yo me he engullido en unas semanas, algo que no me gusta hacer la verdad, pero Andrés poco a poco se va convirtiendo en una droga adictiva por la que necesitas más y más, y esa simplicidad que contienen sus fáciles melodías llevan dentro una buena dosis de estabilidad temporal que se te queda en la cabeza y hace que puedas escuchar una misma sintonía todo el día.

Comentaba hace poco que cuando compré Alta Suciedad, del cual conocía sus dos hits, que sabía que estos los iba a abandonar con apenas un par de escuchas ¡qué sorpresa me llevé! cuando descubrí que podía estar todo el día escuchando "Loco" sin un ápice de vergüenza.

Aparte podríamos estar horas hablando sobre la facilidad de Andrés para componer y crearte como quien no quiere la cosa un disco con 37 canciones como es Honestidad Brutal, del cual en el libreto interior cuentan que se llegaron a crear 200 temas, y que después de una primera selección en la que quedaron 60 coplas se formó un doble CD de 37 canciones. Alucinante. Y no digo "alucinante" por la cantidad, sino por la calidad señores, por que es increíble el nivel que mantiene el disco. Canciones que no bajan del 9 y superan el 10.

La faceta no obstante que más adoro de Calamaro es sin duda su vena optimista, tanto lírica como musicalmente, me identifico mucho con melodías tan optimistas y alegres, de esas que uno necesita cuanso se toma el bermut a las 12h del mediodía en la Barceloneta en un día soleado.

Acompaña esas aceitunas y esa caña con el tributo a "Maradona" o la más reciente "Comedor piquetero" y disfruta de tu día y olvídate de todo lo demás.

Grande Andrés, muy grande.

1 comentario:

Dima dijo...

Escuchar a Calamaro cuando estás bien es revitalizante, pero cuidado... porque escucharlo cuando estás mal puede llegar a hundirte en la más profunda miseria... quizá ese sea su encanto...