El show, de hora y media de duración, nos dejó a la mayoría con ganas de mucho más, y es que una discografía como la suya y unos seguidores tan apasionados merecen que las actuaciones de los ingleses sean más longevos, y este sería el punto más negativo de lo que se le puede reprochar a la banda. Por lo de más estuvieron excepcionales, aún con más de un problema técnico de sonido con la guitarra. Lo de Skye, su personalidad, es admirable, la acabas queriendo, sin conocerla de nada sabes por su simpatía y sus bromas que una noche de juerga con ella asegura mucha diversión, y el feeling que tiene con la banda es sensacional, y es que ahí es donde reside el secreto de sus canciones, en lo positivo de su carácter, en su embriagadora voz que sin ser nada del otro mundo transmite lo que requiere: igual te dejas llevar por la hipnótica Slow Down que es imposible dejar de mover tu cuerpo con Be Yourself.
Morcheeba dejaron bonitas anécdotas ayer, no pararon de repetir lo a gusto que se sienten en Barcelona desde siempre (y de verdad uno se lo cree), bromearon el alcohol, la marihuana, la ropa de Skye... todo en un tono festivo y de relax típico de la estación de verano. El final del show quizás se descontroló un poco cuando Skye invitó a alguna gente del público a subir al escenario y de repente se encontró con tanta gente que no sé si por miedo o que se fue pitando sin decir adiós.
En fin, una vez más Morcheeba nos demuestra que en esto de la música y como nunca me cansaré de decir, lo importante es la química entre la banda y sus canciones, y tanto de una como de la otra estos ingleses van sobrados.
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