Amenábar no decepciona, y yo me merezco una buena colleja por haber dudado de él. Ha sido la única pelídula de Alejandro Amenábar en la que no he sentido mucha curiosidad, ni prisa, por verla, y ayer, cuando por fin encontramos un momento para verla en cine no iba del todo predispuesto.
Colleja porque a los 10min ya estaba absorvido por la belleza visual de la ambientación del film. Colleja porque de nuevo Amenábar se ha centrado en lo más importante: las relaciones humanas. Colleja y colleja.
Rachel Weisz te enamora al principio de la película, es la protagonista sin protagonismo, la filósofa Hipatia por la cual llega un momento que te apena que no sea capaz de amar a otra persona, el personaje que sólo está enamorada de su ciencia y obsesionada por descubrir el dato que no cambiará nada en el mundo terrenal, pero ante todo es la mujer que acaba siendo esclava en un mundo de hombres, donde Amenábar nos muestra la cara fatal de las religiones, mejor aún, nos describe las religiones y sus negaciones.
Lo prometo, no volveré a dudar de él.
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