martes, 2 de febrero de 2010

Neil Young Again


Si algo saqué en claro de la década pasada es que descubrir la música de Neil Young en el 2006 fue algo de por vida, y que pase lo que pase siempre podré recurrir a ella para lo que necesite, un artista eterno, como su música, como sus letras, como sus canciones. Cuando él ya no esté habrá legado a la historia de la humanidad una colección de sentimientos transformados en composiciones que nadie podrá igualar. Para mi es EL ARTISTA, incomparable.

Hoy he rescatado un disco que me llegó en un momento que no necesitaba, y si entre muchas cosas uno ha aprendido algo de Neil es que no se ha de forzar nada y que cada canción pertenece a un estado de ánimo, y que simplemente ese instante llegará, tarde o temprano. Silver & Gold ni de lejos está visto como una de sus mayores obras, quizás la razón es porque no se editó en los 70, yo sólo sé que esta mañana he conectado profundamente con el LP y desde el primer tema me ha cautivado. Pero entre todas ha habido una canción que me ha parecido maravillosa, me ha llegado y sólo he podido relajarme y dejarme llevar:




Sé que llego a ser un poco pesado con el tito, pero es lo que hay, su música me transmite como nadie ha hecho nunca y se merece esto y más.

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