Toda una experiencia la que viví ayer viendo a The Prodigy. La última vez que asistí a un acto así fue cuando Chemical Brothers pincharon en la inaguración de Razzmatazz hará ya unos 5 ó 6 años (o más), la cual os aseguro que fue una de las mejores experiencias musicales que he vivido jamás, a ver si me animo a hacer un "remember" de aquella noche y otro día os cuento.
Llevo muchísimos años asistiendo a conciertos de Rock y Metal, y lo de ayer para mi fue entrar en un mundillo paralelo, donde la gente vive la música de otra manera, si en Gov't Mule los músicos ponen el corazón en cada nota The Prodigy despiertan en cada beat un sentimiento de baile inexplicable. No se trata de comparar y decir cual es mejor, son cosas totalmente diferentes, son situaciones completamente distintas, habrá gente que disfrute más con una cosa, yo me siento afortunado de poder entender ambos sentimientos. Cada música tiene su momento, es así de sencillo.
Lo pasé genial, además el ambiente que creaba la gente de fiesta total ayudó bastante, al final de la entrada podéis ver un vídeo que grabé para ilustrar lo que explico. El sonido estaba a un volumen brutal, donde se podía distinguir todo, incluso lo que estaba grabado o no, y os aseguro que a veces no era tarea sencilla eso. La banda se formaba por un bajista, un batería, un tipo a los sintes, y luego los dos cantantes, uno de ellos se dedicaba más a bailar que a otra cosa, pero bueno, ese es su rollo.
Los nuevos temas de su fantástico Invaders Must Die triunfaron, sobretodo Omen con la que la gente se volvió loca, aunque no tanto como con dos himnos de la banda intocables, el archiconocido Breathe y el cinematográfico Smack My Bitch Up, tremendos momentazos de la noche.
Si algo se les puede echar en cara son la escasa hora y cuarto de duración y quizás la poca linealidad de ritmo, demasiados medios tiempos en un show donde la gente pedía velocidad y más cambios de ritmo, pero bueno, no seré yo quien los crucifige por ello.
Lo dicho, toda una experiencia que espero volver a repetir.
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